El término simbiosis (del griego: σύν syn "con"; y βίωσις biosis "vivir") hace referencia a la relación estrecha y persistente entre organismos de distintas especies. A los organismos involucrados se les denomina simbionte.
El botánico alemán Antón de Bary en 1873 (o 1879, según autores) acuñó el término “simbiosis” para describir la estrecha relación de organismos de diferente tipo. Concretamente la definió como «la vida en conjunción de dos organismos disimilares, normalmente en íntima asociación, y por lo general con efectos benéficos para al menos uno de ellos».1 La definición de simbiosis se encuentra sometida a debate, y el término ha sido aplicado a un amplio rango de interacciones biológicas. Otras fuentes la definen de forma más estrecha, como aquellas relaciones persistentes en las cuales ambos organismos obtienen beneficios, en cuyo caso sería sinónimo de mutualismo.2
La simbiosis suele identificarse con las relaciones simbióticas mutualistas (aquellas en las que todos los simbiontes salen beneficiados) y por extensión, en sociología, puede referirse a sociedades y colectivos basados en la colectividad y la solidaridad.
Relaciones simbióticas entre plantas e insectos:
En las selvas y bosques lluviosos la vida es muy competitiva y un gran número de especies ha desarrollado relaciones simbióticas con otras para poder sobrevivir. Tal y como describe Mongabay, las relaciones simbióticas son aquellas donde dos especies se benefician mutuamente. Podemos observar interdependencias biológicas entre plantas y animales en la polinización de las flores, la dispersión de semillas, o ciertas formas de protección contra plagas y animales depredadores.
Algunas bromelias crean un verdadero habitat en sus tanques repletos de agua, que son utilizados por muchas especies de animales, como ranas y hormigas, para aplacar su sed, como refugio, fuente de alimento o criadero de sus larvas.
Las hormigas tienen un gran número de relaciones simbióticas con otras especies del bosque lluvioso, y éstas incluyen plantas, insectos y hongos. Hay hormigas que transportan semillas de algunas plantas epífitas hasta sus nidos donde éstas germinan, y a su vez, éstas generan una sustancia olorosa que atrae a muchos insectos, que sirven como alimento a la colonia de hormigas.
En numerosas ocasiones la relación de las hormigas con algunas plantas epífitas va aún más lejos, tomando actitudes defensivas que protegen a la planta de algunos depredadores herbívoros. A esta interacción se le llama mirmecofilia. En algunos casos, además, las hormigas activamente quitan aquellas plantas epífitas que se encaramen sobre la mirmecófita, o que se establezcan en el vecindario inmediato del tronco de la planta mirmecófaga. A cambio reciben cobijo o recompensas alimenticias, como por ejemplo néctar. Sin embargo, las plantas sólo son consideradas mirmecófagas cuando además de producir alimento poseen estructuras capaces de albergar a la colonia de hormigas en su interior.
A continuación, un pequeño listado ilustrado de algunas epífitas mirmecófagas
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